"Todo termina al principio,
justo como comienza la historia,
como cuando no nos conocíamos,
y cuando no nos odiábamos"
Ese lugar bajo el crucifijo,
donde a voluntad me arrancaba una costilla, para darte vida.
Hambre y peste lo llena.
Sueño y pesadillas devoran su cabeza en pequeños mordiscos.
Cómo un cuerpo usado hasta decir "Basta"
Con la esperanza desvanecida, como si un día hubiese desaparecido.
Sin avisar, sin dejar una nota, sin llevarse abrigo para el frío.
Simplemente un día se fue y nadie fue testigo.
Con tantas lagrimas en los ojos, sobrepoblando sus ojos tan negros,
como prisioneras que cumplieron ya la sentencia y no saldrán en otros 20 años.
Retorcida la sonrisa en sus labios, labrado en los labios la historia del pasado,
la garra del pasado que todo lo transforma, la garra que no suelta, mucho menos a la hora de dormir.
Un corazón que sin dejar de latir, ha dejado de sentir.
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