Con frecuencia me lo pregunto ¿qué sería de lo nuestro si yo no fuera un cobarde?
Si encontrara la respuesta a todo lo que me pregunto sobre ti, probablemente dejarías de atraerme. Si el mundo no fuera un niño depravado y si los ojos te sirvieran para descifrar más que para solo ver, serían más utiles entonces.
Dejaría entonces yo de esconderme tras cada pliegue que tu piel hace, dejaría yo de imitar todo aquello que miras con anhelo, solo porque el reto de descubrirte se terminó.
Pero aun ahí, no vería esa sonrisa de manera diferente ni encontraría tan encantadoras las arrugas de tus labios.
Y a veces te pienso y a veces te olvido, pero no abandonaría tu recuerdo nunca. La cobardía es un lugar para estar de rodillas y por el momento ahí vivo yo, creyendo que con el tiempo podré ponerme de pie para verte a los ojos.
No pasará.
Ni saldré a gatas por la puerta ni correré un maraton a tus brazos.
No se ve un atardecer en tus ojos si mis ojos están demasiado agobiados de mirarte.
No llegaré con flores si no es para tu entierro.
No caeré tres veces en el camino al Monte Calvario para dejarte en claro que tu significas eso para mi.
Chévere sin duda :)
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