La noche se encendió al llegar, cabello lacio y largo,
brilla en la ciudad, era yo el turista que descubría el norte en sus ojos,
negros como la muerte atareada.
Camina la madrugada de la mano de ese ser tan extraño e impulsivo,
que a el mentiroso compulsivo,
doma de golpe.
No soy yo quien camina,
es el espíritu que la gente no distingue en el día.
Es la vida que no se me da fácilmente frente al mundo,
es el camino que tantas veces caminado,
no se siente igual al caminarlo de su mano.
Vino a darme carcajadas y se fue para ser extrañada,
fui a dar a sus labios y vine a escribir de magia.
De pronto se esfumaban las nubes y la luna sonreía.
La ciudad que me traerá recuerdos estará siempre ahí
dispuesta a tomarme de la mano una vez mas,
que no me falte la memoria para regresar,
que no se caiga nunca esta ciudad.
Cada palabra acentuada, cada risa en el aire,
cada corazón azul, cada flashback en mi cabeza,
es un buen lugar para comenzar a caminar de nuevo.
Y amanece la ciudad.
S.
Y te vuelas. Menos mal que la cuidaste. Te hubiera golpeado en el acto.
ResponderEliminarAlegría constante.
Qué chido. Hasta parece que te sucedió. D:
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