Y entonces tendido en la hierba, volteó su rostro hacia el mío y me miró de nuevo con esa natural fortaleza que la caracterizaba, como si las miradas no le pesaran nunca, como si lo que todo lo que pensara lo dijera, nunca guardando nada para ella misma, a veces me daba la impresión de que hablaba antes de que las palabras estuvieran en su mente.
-¿Qué buscas- Me preguntó
-¿Cómo?- Le respondí como si no entendiera.
Siempre la he comprendido, de alguna manera creo que solo alargaba el arribo de lo inevitable, pero nunca dejaba de preguntar, me daba miedo dar una respuesta que no correspondiera a lo que me preguntaba, tenia miedo de perder la vaga conexión que quedaba entre nosotros.
-Del mundo, de la vida en sí.
-Realmente nunca he esperado nada de nadie, esperar es el primer paso a fracasar, prefiero pensar que tendré que ir por las cosas yo mismo- Ahí estaba yo, dando una respuesta apresurada a algo que no me había preguntado. Dandome cuenta que había fracasado en examinar minuciosamente sus preguntas tanto para volver a dar una respuesta errónea. No tardó en darse cuenta y tal vez creyendo que evadí sus cuestiones, tras un largo silencio dijo:
-No me he olvidado de todo lo que hemos pasado, solo ahora mismo yo tampoco se que buscar, ni tengo idea de donde buscarlo, ni tengo una pista que me acerque, a veces quisiera creer que todo es un mal sueño. Me gustaría despertar en la cama a la edad de 9 años, pero ahora mismo se que no he estado soñando 10 años, se que estamos aquí, y que estos tiempos perros que nos persiguen algún día acabaran. Justo como estamos acabando esta tarde.
Lejos del mundo, el plano donde la tierra sostenía nuestros pies, la tarde parecía no cederle el paso a la noche, estaba demasiado enfadada como mi corazón, a lo lejos se veía como el sol aun aguantaba un pequeño espacio en el territorio celestial, la noche parcial amenazaba con ennegrecerlo todo y mi corazón moría con la noche.
Después de todos estos años, aun puedo recordar esa mirada tan profunda, como si de alguna manera me hubiera llenado con la fortaleza de los mares, azules los mares y el cielo. No es tristeza lo que invade mi pecho, creo que a veces la nostalgia tarda demasiado en abandonar los corazones, tanto como ese atardecer resistía la victoria de la noche frente a nuestros ojos.
Y allí estaba ella, sacó una pluma de su enorme bolso, ese bolso que por grande siempre me daba curiosidad, <<¿Que tanto guardaba en ese enorme bolso?>> Me preguntaba cada que lo veía. Era una pluma, de tinta negra como la noche y sus cabellos, escribió algo en un papel y me lo dio para despedirse.
"Todo es un mal sueño"
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